Enfoques de la cultura científica
Como ya hemos visto en post anteriores, la cultura científica tiene varias interpretaciones o definiciones. En parte, porque la comunicación de la ciencia ha ido evolucionado y ha sido trabajada a través de varios enfoques: un enfoque CPC tradicional o positivista y un enfoque CPC crítico, interpretacionista o contextualista.
El enfoque CPC más tradicional o positivista se basa en el modelo de déficit cognitivo. Es un enfoque unilateral: del científico a la sociedad. En este caso, el científico es el eje y el proceso, es un proceso individual y es únicamente un proceso de transferencia de conocimiento. En este enfoque, la ciencia es neutral e inequívoca. Esta característica influye en la percepción de las actitudes: si la actitud hacia la ciencia es buena, hay conocimiento científico. Si la actitud es mala es porque hay desconocimiento.
Sin embargo, este enfoque (todavía presente) ha ido evolucionando a un modelo más bidireccional, bilateral, en el que existe un diálogo entre ciencia y sociedad y es denominado modelo CPC crítico o contextualista. En este caso, se emplea un método constructivista, y en este caso, el centro no es el científico. No es un proceso simplista de transferencia del conocimiento, sino que busca involucrar a las personas y estimular su participación, implicación y valoración. Aquí, la ciencia no es una acumulación de hechos demostrados (como en el anterior enfoque) sino que la ciencia se estudia y se comunica en un contexto público y social. Al ser más critica y dependiente del contexto cultural, político y socioeconómico el binomio: ciencia mala=desconocimiento, no es tan claro.
Esta evolución, hace necesaria también una modificación en la forma de evaluar la alfabetización social para determinar no sólo el conocimiento adquirido, sino la integración de esos conocimientos. También los actores implicados cambian. Pasamos de un enfoque en el que el científico es el emisor (y es su único papel) a que en el segundo enfoque, el científico es el emisor y receptor y no el único actor. Igualmente, es necesaria la colaboración con otros mediadores y la implicación de otras disciplinas que tengan en cuenta otros aspectos éticos, culturales, económico, históricos y epistemológicos, entre otros.
Con estos dos enfoques, existe un cambio: de comunicar ciencia para “culturizar” hacia comunicar ciencia en un contexto y en relación con situaciones y aspectos del día a día, para estimular ese espíritu crítico. Con esta evolución, la ciencia no se queda en los científicos, sino que alcanza una dimensión social, y para ello, los científicos también se deben implicar en esa transmisión para con la sociedad.
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